Pasaron
las elecciones legislativas en Colombia y la tan anhelada renovación, los
grandes cambios que todos esperábamos no llegaron, repetimos el congreso que teníamos
hace quince años, los mismos caciques, ahora más zorros
y con aliados que llegan con una pésima imagen de honestidad, cuestionados por algunas
de sus actuaciones, como Besaile y “Ñoño” Elías, elegidos con grandes
votaciones.
Indudablemente
habrá algunos cambios, ahora el gobierno de Santos tendrá oposición razonable a
los proyectos presentados y serán menos frecuentes sus marchas atrás en iniciativas aprobadas sin tanto estudio, solo por merecer la tajada que se
reparte para que esto ocurra (la llaman mermelada).
Estando
Uribe como senador los colombianos tendremos la certeza de que no va a ser tan
fácil la aceptación en el congreso de todas las concesiones que le serán dadas
a las FARC y su camino para incorporarse al cuerpo legislativo no será expedito, también suponemos que a Maduro no le ha debido gustar mucho tenerlo hoy en esa posición,
si como ex-presidente era molesto, como senador será peor, especialmente cuando
se acaba de encontrar (Maduro) con un hombre que lo ha parado como es debido (Si quieres
no me hables más, pero págame. Martinelli desde Panamá). Venezuela tendrá una
voz de apoyo oficial en Colombia.
El ajedrez de las alianzas
se iniciará enseguida por lo cercano de las elecciones presidenciales, aunque se
sabe que a Santos no lo para nadie porque no tiene quien le haga contrapeso
entre los otros candidatos. Lo tendremos cuatro años más, pero como se dijo, ya
no será tan fácil la cosa.
Dios guarde este país
cándido y hermoso.
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