Nos acercamos a dos meses de aislamiento, me ha crecido el abdomen, el estado físico un poco deteriorado, las nalgas dormidas por tanta silla, tengo poco espacio para ejercicios en este moderno apartamento, entre otras cosas, porque hay regadas por todas partes vainas que no son verdaderamente necesarias, pero que he atesorado a lo largo de mi existencia y me niego rotundamente a salir de ellas.
Pero viendo el trabajo de todos para superar la emergencia creo que la cosa mejorará dentro de algún no muy largo tiempo, ya se están reactivando algunos sectores del comercio y la industria, hemos aprendido que la disciplina es importante, así que ayudaremos a la normalización.
Esta no será inmediata, hasta que salga la vacuna seguiremos guardando toda clase de precauciones y después de eso, el uso del tapabocas se volverá casi normal, aprenderemos a no provocar tumultos y también a evitarlos, seremos más solidarios y respetuosos con las demás personas y las instituciones, los intolerantes no verán al personal sanitario y vinculados, como fuente de contagio sino como lo que son: gente que lucha con ahínco por salvarnos.
Los procesos virtuales serán de uso más frecuente en comercio e instituciones, haciéndonos ganar tiempo y ayudando a descongestionar las distintas entidades que realizan hasta ahora, trámites de manera presencial.
Mejorará sustancialmente nuestra calidad de vida, producto de una lección duramente aprendida y estaremos preparados para enfrentar, Dios no lo quiera, otra emergencia similar en el futuro.
