miércoles, 21 de septiembre de 2016

La hora de la verdad

Listo, llegó el plebiscito por la aceptación o nó de los acuerdos de la Habana.

Han hablado mucho del tema, los que apoyan el SI y lo han hecho los que se oponen. Todos exponen sus argumentos para aconsejar el voto por uno u otro, pero la aprobación es inevitable sin importar quien tenga la razón, se le ha mentido tanto al país sobre el No y sus consecuencias, que el miedo y la esperanza de un futuro mejor inclinan la balanza hacia la otra alternativa.

El presidente Santos dijo por radio y televisión:
Si se vota NO,  la guerra seguirá , solo que ahora también será urbana, se acaba si se aprueban los acuerdos.

Mintió, o por lo menos no dijo la verdad, la guerra seguirá por que los acuerdos logrados son solamente con uno de los actores generadores de violencia en el territorio colombiano, el ELN continúa su andar, fortalecido con hombres y armas que pasarán de un grupo a otro, no hay que creer que los farianos se concentrarán en un campo para después vivir un tiempo con menos de un salario mínimo, no, ellos están acostumbrados a otra cosa y renunciar a eso no será fácil.

Renacerá el EPL por el mismo motivo y posiblemente surjan nuevos grupos, las BACRIM también tendrán su aporte de las FARC, la ocupación de los terrenos dejados por las FARC ya se inició especialmente por los elenos.

El gobierno tergiversa el panorama y eso hace que la esperanza juegue en favor del SI, por eso digo que el miedo y la esperanza son un factor decisivo en el plebiscito; la aceptación de Santos como gobernante es menor del setenta por ciento, pero la intención de voto por el SI es mayor del sesenta, el pueblo prefiere un mal acuerdo por que cree en los beneficios prometidos.

Mañana la historia señalará errores,engaños y manipulaciones del gobierno y la oposición, desafortunadamente no servirá de mucho, no aprendemos de ella, por eso la repetimos con frecuencia.

Esperemos que al presidente Santos le vaya muy bien en sus aspiraciones futuras fuera del país, tan bien que no tenga que regresar nunca más.




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