La oposición venezolana siguió con ímpetu su protesta, a pesar que la policía arreció en sus métodos de contención, ya es violencia descarada, sin disimulos, incluso bombardeos aéreos con gases lacrimógenos sobre la multitud que reclama derechos, que hace bastante tiempo le han sido arrebatados, que quiere ser gobernada democráticamente, sin hambre, con asistencia médica y medicinas, con oportunidades y seguridad social. La situación política en el vecino país esta en su punto de quiebre, llegó a lo máximo que resiste un pueblo, al que no le ha importado la violencia policial ejercida bajo la mirada cómplice de los militares, que olvidaron su deber constitucional de apoyar en el mantenimiento del orden interno, de garantizar los derechos del ciudadano corriente que,hoy no puede exigir se le respeten
Tan grave está la situación, que no sería para nada extraño que Maduro y su corte un día de éstos no aparezcan en Miraflores y si en la Habana por ejemplo, abandonando un estado saqueado y en caos, dejando para responder a los que no pueden imitarlos en su huida, como los militares, hoy responsables de la producción y distribución de alimentos, de compañías petroleras, bancos, emsambladoras automotrices, además de acusaciones de narcotráfico y contrabando, también de algunos políticos conocidos por su amplio respaldo al gobierno y que no se enterarán que han quedado solos hasta que es demasiado tarde.
La lucha será de proporciones épicas, los uniformados tratarán por todos los medios retener los beneficios otorgados a cambio de su lealtad para el gobernante sosteniéndolo en el poder, ya hay una muerte y mas de un centenar de heridos, sangre de hermanos que no debería correr.
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