domingo, 19 de mayo de 2019

Una justicia digna

En estos días nos encontramos debatiendo sobre el caso Santrich, el fiscal Martínez, Maduro, Guaidó y hasta un periodista extranjero con mala pinta haciendo acusaciones a militares colombianos, no cabe duda, estamos en temporada "escándalo" y es lo mejor que le puede suceder a los medios, hay abundancia de temas para trabajar, no son deseables estos tipos de temporadas, pero se dan y algo bueno se le debe sacar.

Nuevamente se cuestiona que Colombia anteponga los intereses extranjeros sobre un presunto delincuente que tiene delitos internos; en algunos casos se extradita solamente por sospechas, nada probado y todo por probar, basta la solicitud, como es el caso de Simón Trinidad, Carlos Ledher, Moreno y muchos mas, estando allá se consiguen pruebas, sobre eso no hay problema, los delitos cometidos en Colombia pasan a un segundo plano, son menos importantes. Mala cosa un país que prefiere mandar sus hijos al extranjero para que los castiguen sin primero corregir el daño que hayan podido causar en territorio nacional y lo peor es que no se le brinda garantía de ser tratado de acuerdo a lo especificado, es decir, las penas que se impongan no pueden ser mayores que las colombianas, no pena de muerte, no prisión perpetua, como ha sucedido a pesar de mención expresa sobre este tema en el tratado suscrito. Este se firmó en 1.980 y se inició de la peor manera, cuando Turbay Ayala y su ministro Lemos Simmonds (Tal vez la peor dupla de gobierno que se vio en el siglo 20) enviaron a Estados Unidos varios colombianos por solicitud verbal de los gringos. Deprimente.

Es tanta la falta de protección del Estado sobre sus nacionales, que se han visto casos verdaderamente increíbles, como es el caso del carpintero Ariel Josué Martínez en San Vicente del Caguán, o unos vendedores ambulantes de plátano en Barranquilla, Gabriel Consuegra y su hijo, apresados en un gran operativo del antiguo DAS y la DEA, después de un tiempo fueron deportados a Colombia por haberse tratado de una equivocación. Son muchos los casos: Carlos Antonio Ortega, Margarita Salinas Forero, Nelson Vargas "El Marrano" y otros más, esto no se ha corregido, la cosa se repite una y otra vez.

No es un problema originado por Duque, es tradicional en el estado colombiano, no se acompaña decididamente a los connacionales en el exterior,

Y otra cosa: ¿cuantos estadounidenses han sido extraditados a Colombia por solicitud de este estado? ¿o es que no es recíproco el acuerdo? Ni siquiera colombianos en Estados Unidos requeridos en extradición son tenidos en cuenta, como es el caso Andrés Felipe Arias.

Sería muy bueno que la cuestionada JEP sirviera para recuperar la dignidad de la justicia colombiana.



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